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El Superclásico del gas pimienta, a 10 años: lo que no se vio ni escuchó de un Boca-River de terror

Roger Bello, veedor de la Conmebol que decidió la suspensión, recuerda el paso a paso de la noche del 14 de mayo. El miedo a una invasión de campo, las presiones de los jugadores, el "engaño" del teléfono y un largo informe que se terminó de madrugada.

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Por Santiago Fiorda
River Boca gas pimienta 2015
Los primeros momentos posteriores al ataque del Panadero contra los jugadores de River (Fotobaires).

- Roger, si no sigue el partido, no salimos vivos.

La inquietud está instalada en algunos jugadores de Boca. Y es concreta. Si no empieza el segundo tiempo del Superclásico del 14 de mayo de 2015, por la vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores, temen que la bronca de los hinchas decante en incidentes aún más graves de los que ya habían ocurrido. Varios minutos antes, sus colegas de River habían sido rociados con gas pimienta cuando salían del vestuario rumbo al campo de juego, en un ataque sin precedentes perpetrado por un barra llamado Adrián Napolitano, alias Panadero.

Sin embargo, Roger Bello, veedor de la Conmebol, sangre fría, nervios de acero, lanza una respuesta para apaciguar las aguas. "No, no te preocupes. Todo va a marchar. Espera el tiempo", contesta, a sabiendas de que está ubicado en el centro de una escena histórica y que tiene que comunicar su decisión, tomada internamente hace un rato largo, con la mayor de las cautelas: el encuentro será suspendido.

No era un Superclásico más en la historia moderna. Luego del triunfo en el mano a mano de las semifinales de la Sudamericana 2014, el Millonario -el peor clasificado de la fase de grupos- había ganado la ida en el Monumental con un gol de Carlos Sánchez de penal. El Xeneize -el que más puntos había sacado en la primera ronda- necesitaba vencer obligatoriamente para eliminar a su rival.

Tras un primer tiempo batallado y empatado en cero, con pocos remates por lado -el Juan Román Riquelme opositor de Daniel Angelici diría que Boca no pateó al arco en los 45 minutos iniciales-, el plantel de la Banda se dispuso a volver al césped con aparente normalidad.

No obstante, un grupo de una facción disidente de La 12, encabezado por Napolitano, encontró una grieta en la parte que conectaba la manga con la popular y tiró gas pimienta. Los más damnificados fueron Leonardo Ponzio, Ramiro Funes Mori, Sebastián Driussi, Leonel Vangioni, Gonzalo Martínez y Matías Kranevitter, con quemaduras en el cuerpo y en los ojos, agravadas también por el inmediato uso de agua. La escena era bélica.

El informe de Planeta Gol por el Superclásico del gas pimienta

El informe de Planeta Gol por el Superclásico del gas pimienta

"Al comienzo, en los primeros cinco minutos, llegué a pensar que se nos entraba la gente. Pero también vi de que el sistema de seguridad, la gente y la Policía estaban todos en sus lugares. No había motivos para que hubiera una invasión de cancha, por lo que teníamos que esperar el tiempo. Yo quería transmitirle a algunos medios que estaban en la cancha que había que aguardar a que se recuperen los jugadores", recuerda el exdirigente de Blooming de Bolivia en una charla con TyCSports.com.

El protocolo indicaba que, ante esta clase de situaciones, debían aguantar 30 minutos como mínimo para resolver. Pasó más de una hora hasta que se informó la suspensión al público que había quedado en el estadio Alberto J. Armando. "La decisión en ese momento yo la tenía muy clara. A los 10' minutos sabía que el partido no iba más, porque obviamente no estaban en condiciones los jugadores ni iban a recomponerse", añade.

El médico -Argento de apellido- que se encargaba de los controles antidoping de la Conmebol tomó protagonismo en la escena al ser consultado por Bello sobre la salud de los futbolistas de River. "Me dijo que había dos que estaban bastante lastimados y que de repente, en el desespero, se quisieron limpiar con agua y eso les aumentó un poco más la picazón", explica.

"Así, no jugamos", sentenció Rodolfo D'Onofrio, que se metió al campo de juego con Matías Patanian y desató la furia del Vasco Arruabarrena, entrenador xeneize, quien tuvo que ser frenado para que no se le fuera al humo al presidente del Millonario. "Le pedí que se retirara amablemente. Que confiara en mí, que iba a velar por sus futbolistas. Fue poquísimo tiempo el que estuvo (NdeR: cerca de tres minutos)", afirma Bello.

En el medio de la incertidumbre, las cámaras captaban al veedor todo el tiempo con el teléfono en uno de sus oídos. Fue, en realidad, una cortina de humo. "Yo busqué el mejor pretexto para que la prensa no se acercara. Hacía algún gesto de que se estaba calmando, apuntaba a las tribunas... Pero no había ningún tipo de señal en el estadio, para mandar un mensaje ni nada", revela, aunque sí hubo una comunicación: "Me pasaron una llamada de Juan Ángel Napout, quien era el presidente de la Conmebol. Me dijo que confiaba en mí, que conocía el reglamento y que me iban a apoyar. Eso me dio cierta confianza para decidir".

Rodolfo D'Onofrio Boca River gas pimienta 2015
La entrada de D'Onofrio, una de las imágenes más fuertes de la noche del gas pimienta (Fotobaires).

Mientras los afectados de River batallaban contra los nocivos efectos del gas, ayudados por el médico Pedro Hansing y sus propios compañeros, los titulares de Boca se pararon en su propio campo, en orden de posiciones, como para reiniciar el segundo tiempo. Antes, un dron con un fantasma de la B, en alusión al descenso del 2011, había sobrevolado el césped. La Bombonera bramaba.

"Yo creo que esto fue bueno porque se dio una sensación de que el partido podía continuar. O sea, Boca, como equipo local, con su hinchada, estaba demostrando que ellos estaban listos. Que no dependía de ellos", opina el veedor de la Conmebol, y rememora: "Venían amablemente y me preguntaban '¿En cuánto volvemos? ¿Qué falta para continuar el partido?' .Y yo les decía que estábamos esperando el tiempo. Gago, excelente persona, y creo que también el Cata Díaz, se acercaron a hablar".

Una hora y monedas tardó en suspenderse el Superclásico. El plan era que los dos planteles salieran juntos del campo para evitar que la hinchada boquense lanzara objetos hacia los rivales. "Sobre la marcha hubo una contraorden. Los de Boca me decían: 'Nosotros no vamos a abandonar nuestra cancha, nosotros vamos a ser los últimos en salir porque somos locales y la hinchada nos tiene que ver aquí, que estamos con ellos'", dice el dirigente boliviano. Finalmente, el único que acompañó a los de River fue Arruabarrena. Sus jugadores saludaron a la gente que quedaba y volvieron al vestuario al cabo de unos minutos.

Ahí arrancó un segundo partido: escribir el informe que iba a ser enviado a las autoridades de la Conmebol. Bello dejó el estadio cerca de las dos de la mañana. Lo terminó de redactar en el hotel Da Vinci -a metros del Teatro Colón- a las 5.00 y lo envió vía fax a Asunción, Paraguay. Lo habitual era que ocupara una carilla de longitud. Tuvo que pedir más de cinco para completarlo.

River Boca gas pimienta 2015
La caótica salida del plantel de River del campo de juego de La Bombonera, escoltado por la Policía (Fotobaires).

Al otro día, lo reconoció el taxista que lo llevó a Aeroparque, desde donde tenía que volar a las 11 hasta Santa Cruz de la Sierra, un grupo de rugbiers le pidió una foto en el free shop y hasta el que atendía el mostrador de la compañía aérea le consultó sobre lo que sucedería con el Boca-River. A esa altura, era una de las personas más famosas de la Argentina.

El asunto se cerró cuando la Conmebol se expidió el 17 de mayo, a través de su sitio web, y decretó:

Al Panadero, autor material e intelectual, la Justicia lo penó con tres años de tareas comunitarias y prohibición de ingresar a estadios por el mismo tiempo. En tanto, el club le quitó la condición de socio y nunca se la restauró. "Nunca quisimos suspender el partido, era solo meter presión y se fue de las manos, porque la idea no era dañarlos físicamente, sino que sintieran que esto es Boca", argumentó en una nota con Infobae en 2019.

Adrian Panadero Napolitano
Adrián "Panadero" Napolitano, el barrabrava que cometió el ataque con gas pimienta a los jugadores de River en 2015.

Para Bello, visto con el paso de los calendarios desde su oficina en Santa Cruz de la Sierra, decorada con varias pelotas utilizadas en competencias sudamericanas de Conmebol, podría haberse acortado la cantidad de minutos para decidir: "Se puede hacer en la mitad del tiempo que estuvimos nosotros, pero siempre hay que tener en cuenta el factor seguridad".

En este sentido, cierra con un elogio al operativo posterior. "Nos ayudaron todos los comisarios, el central y la gente que vino a dar el apoyo del partido de Racing (NdeR: jugaba contra Montevideo Wanderers en el Cilindro de Avellaneda, a pocos kilómetros). Hubo una sinfonía de todas las partes para que salga a flote". 

Sin embargo, el operativo que sí falló fue el de los primeros 45 minutos, cuando un barrabrava, que después pasó a la historia, se escabulló en la tribuna Norte Baja y sacó un pequeño dispositivo tubular de su bolsillo. Su objetivo era acertar en las camisetas blancas con banda roja en diagonal. "Gas pimienta", decía la etiqueta.

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