Cómo llegó Boca a esta crisis: los errores de los últimos dos años
A pocos días del Mundial de Clubes, hay jugadores que se irán, debe llegar un DT y no hay certezas. Un repaso por esta cadena de fracasos.

Se terminó el semestre de Boca con el peor escenario imaginado: sin Libertadores, afuera del Apertura, sin DT, jugadores con ciclo totalmente cumplido y con insultos a la dirigencia y a Riquelme. Esto último es lo inédito de este presente que vive el Xeneize. La figura del ídolo sigue estando arriba del pedestal, pero ya no está tan cimentada la base como hace un tiempo atrás. El fastidio de la gente se hizo presente de manera espontánea e inevitable en el partido ante Lanús que terminó con insultos a la comisión directiva y una semana después, en algunos sectores de la platea se dejó el eufemismo de lado y se escuchó el nombre del presidente.
El hartazgo de la gente está totalmente fundamentado en el presente del equipo y también en un cúmulo de declaraciones y situaciones que viene viviendo Boca comandado por Riquelme y el Consejo de Fútbol.
Si tomamos el espacio temporal de los últimos dos años, la cantidad de malas decisiones y muestras de desidia de los protagonistas que están hoy en el club, justifican por escándalo el enojo del hincha. En las últimas horas, la gente se vio mirando de reojo lo que pasaba con San Lorenzo para saber si podía llevarse a su técnico, Miguel Ángel Russo.
Para comenzar con el recuento de malos tragos, dos son los años que Boca lleva sin jugar la fase de grupos de la Copa Libertadores. Después de llegar a una final con lo justo en 2023, la otra cara de ese campañón internacional fue un equipo comandado por Almirón que en el torneo doméstico se caía a pedazos y que no terminó sumando los puntos necesarios para clasificar a la edición 2024. Se conformó con la Sudamericana cuya obligación era ganarla. Pero no estuvo ni cerca. No pasó de octavos de final en donde Advíncula se hizo echar ante Cruzeiro en el arranque de la vuelta y Boca volvió a jugar un partido importantísimo con un jugador menos sumándose a la lista de Rojo ante Palmeiras, Fabra ante Fluminense, Saracchi y Lema ante Estudiantes en 2023 y 2024 respectivamente.
En el medio de todo esto estuvo la no inclusión de los refuerzos por parte de la dirigencia por un temita del horario en Asunción para jugar el repechaje ante Independiente del Valle. También se dio la partida de Equi Fernández por la cláusula con polémica, Valentini colgado por no arreglar, noches alegres mañanas tristes de Benedetto, Chiquito Romero peleándose con la platea después de perder un clásico, la llegada de Barinaga post eliminación de Sudamericana cuando era un puesto que el DT había pedido reforzar mucho antes y ni hablar de las mil lesiones de jugadores, las ausencias constantes de Cavani de visitante y lo fuera de forma que se veía a varios jugadores del plantel. Con este panorama el ciclo de Diego Martínez se fue desilachando, con algunos buenos chispazos de fútbol, falló en los momentos clave y terminó yéndose en Córdoba.
Sin plan B, Riquelme tiró a la cancha por tercera vez durante su gestión a Mariano Herrón que se hizo cargo del equipo. Por segundo año consecutivo, el equipo penaba para entrar a la Libertadores a través de la tabla general. En ese escenario apareció Fernando Gago, con una salida teñida de escándalo del Chivas de Guadalajara. La llegada del ex Boca era una apuesta mirando el vaso medio lleno de lo que su Racing jugó en algún momento y no mirando el medio vacío que fue la propensión a perder todos los partidos importantes que jugó el equipo de Avellaneda bajo su mando.
La broma de Infantino sobre la búsqueda de Boca por un DT: "Voy yo, si Riquelme quiere..."

El arranque del ciclo fue con una dura derrota ante el Tigre de Sebastián Domínguez. Mal augurio. Enseguida colgó a Medina -otro en conflicto con la dirigencia-, que pidió no jugar contra Gimnasia (LP) un partido eliminatorio por Copa Argentina. Primer partido importante de Gago, con escándalo en la previa, disturbios durante el partido y penales. Milagroso Brey y Boca avanzó sin ganar en los 90. Luego pasaría lo mismo ante Vélez, el otro partido importante por Copa que pintaba para la heroica pero terminó en una derrota durísima y eliminación. Otra vez expulsión de Advíncula. Sin títulos y sexto en el torneo, arañó una clasificación para el repechaje de Libertadores. Así se fue el 2024.
El arranque del 2025 fue con fichajes varios, la apuesta fuerte fue Velasco y un plantel largo para todas las competencias del año. Los cañones apuntaban todos a Alianza Lima y como un mazazo, Boca quedó eliminado haciendo un desastroso partido en Perú y penando en La Bombonera para ganar por la mínima donde Cavani erró un gol insólito debajo del arco y Marchesín pidió el cambio antes de la tanda de penales.
A lo histórico de la eliminación como local se le sumó la declaración de Gago post partido afirmando que “en el fútbol casi siempre se pierde”. Lo que debiera haber sido su última conferencia al mando del plantel profesional de Boca, no lo fue y mantuvo su cargo. Así arrancó el partido a partido. Mientras ganara se mantendría y así lo hizo hasta ir a Rosario. En la previa del choque ante Newell’s y envalentonado por ser líderes de la Zona A del Apertura, el que salió a hablar fue Serna como vocero del consejo. Entre otras cosas dijo que ellos eran responsables por “haber malacostumbrado al hincha de Boca” en relación a la Copa Libertadores y que estaban contentos con Gago como DT. El Superclásico encontró al equipo nuevamente sin Cavani por lesión. Su esquema y sus formas dentro de la derrota marcaron el punto final para Pintita en el banco. Otro partido importante perdido. Otro técnico despedido. Con un 2025 arrancando y una sola competición, Boca está de nuevo en el kilómetro cero. Sin plan B, con una dirigencia que pareciera vivir en una realidad paralela porque el que comunicó la salida del DT fue el mismo Chicho Serna que dos semanas antes había declarado que estaban contentos con su trabajo.
Para definir los playoff del Apertura y preparar al equipo de cara al Mundial de Clubes, Román volvió a sorprender al no contratar un entrenador. La eliminación como local a manos de Independiente pareció una consecuencia lógica y esto podría ser la crónica de una muerte anunciada.
Como diría Joaquín Sabina, sobran los motivos para la explosión que se dio en las tribunas contra Riquelme y compañía. Boca está atravesado por la política nacional, eso está claro, pero esta vez el reclamo es genuino, entendible y justificado el hartazgo del hincha de platea o de popular.
La situación es límite, pareciera que el crédito se agotó pero esta vez para todos: varios jugadores defitivamente reprobaron y probablemente dejarán el club. El Consejo de Fútbol ha quedado en evidencia por una gestión que ha fracasado a la hora de istrar el fútbol. Y con ello aparece la figura de Riquelme como la cabeza total de un club que se mueve en base a las decisiones que él toma. La elección de los técnicos ha sido muy mala, la planificación y los refuerzos en su gran mayoria están muy lejos de ser buenos y ni hablar en cuanto a lo institucional (el tema de los filtros para los hinchas y la promesa de agrandar el estadio, dos ejemplos grotescos).
Boca debe reacomodarse rápido pero para eso será necesario que el presidente dé muestras de que la bala entró aunque fue preocupante que su primera declaración pública post Lanús haya sido: "que el hincha de Boca disfrute, que no se deje llenar la cabeza". Se viene el Mundial de Clubes y Boca no está para pasar papelones. Por ahora, no queda claro con qué plantel y con qué DT irá.
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