Puede haber muchos cambios en la Argentina. Lo único que no cambia es el resultado. Habrá que ver qué conclusiones saca Lionel Scaloni del paso de la Selección por Chile, más allá de las cuestiones numéricas: otro triunfo, la enorme ventaja sobre el segundo de las Eliminatorias, el empujón a los locales hacia el precipicio de la eliminación.
Siempre es mejor si las pruebas terminan con un buen resultado, aunque a esta altura, el técnico argentino seguramente está evaluando otras cuestiones. Por ejemplo, cómo está Messi, condicionado por la escasa competencia de una liga intercountries; qué hacer cuando no está. Pero no sólo eso: también tomar nota de los que se anotan para ser recambio, porque hay ciclos a punto de cumplirse y es necesario ensayar con reemplazos. Está bueno entonces probar a un Balerdi ante la ausencia de Otamendi y de Licha Martínez, ver qué puede dar Almada -hermosa asistencia en el gol-, si Giuliano Simeone es una nueva versión eléctrica de Nico González, cuánto puede aportar el talento de Nico Paz. Todos los casos son distintos, con algunos aprobados largamente y otros que quedaron ahí, y que tendrán que demostrar para qué están realmente.
Sin dudas, lo mejor estuvo en el primer tiempo. Debe ser realmente una pesadilla ser rival de Argentina. Como si fueran pocas las penas que carga sobre los hombros, Chile tuvo que vérselas con un grupo de desfachatados que jugó un rato como si fueran la Selección titular. Y ojo que eran unos cuantos los que faltaban, de los habituales titulares o sus primeros reemplazos: Messi, Otamendi, Lautaro, Alexis, Enzo Fernández, Paredes. Demasiadas bajas y varias en un mismo sector, el mediocampo, que suele ser la llave del fútbol de este equipo.
No fue lo mismo, claro que no, y era previsible porque Argentina que es un perfecto mecanismo de relojería. Pero el estilo no se mancha, la identidad se sostiene en la línea de tiempo, y aun con tantos cambios, en ese primer tiempo fue el equipo de Scaloni. El de todos. Tenencia abrumadora por momentos, salida rápida y directa en otros, intensidad para marcar, la agresividad como un sello indeleble.
En el segundo costó un poco más y Chile -jugándose sus últimas fichas- pudo haberlo empatado. Fue el tiempo de Dibu, de sus impresionantes reflejos para salvar el cero que se repite en su valla. Sobrio e imponiendo presencia el Cuti, eje De Paul, excelso en su oportunismo Julián. Ellos fueron la columna que sostuvo a Argentina.
Julián Álvarez explicó su golazo ante Chile y lleno de elogios a Mastantuono

El regreso de Messi y esos minutos en el segundo tiempo son como para quedarse tranquilo. La MLS no parece haberle hecho daño. El otro hecho saliente fue el debut de Mastantuono, el pibe de los 45 palos, que en la primera que tocó, hizo amonestar a un chileno que casi tuvo que hacerle un tackle para frenarlo.
Argentina es capaz de ganar hasta cuando merece empatar, y eso es bueno. Es un síntoma de los campeones, de los equipos ganadores. Chile es la contracara: ni siquiera liga. La imagen de Alexis Sánchez, solo en el banco sin ganas de levantarse, es pura desolación. Él es el último vestigio de una gran generación extinguida, y no habrá otra función mundialista.
Se viene Colombia, y la posibilidad de recuperar algunos de los nombres que no estuvieron en la noche de Santiago. Seguramente en el Monumental se verá -al menos desde la formación- a un equipo más parecido al que ganó todo. Pero qué bueno es saber que la maquinita no se detiene y que ya hay chicos que están tomando carrera para quedarse en el plantel estable de los campeones.

No te pierdas nada